miércoles, 4 de febrero de 2015

Evidencia 4

Los intercambios comunicativos


Intercambios comunicativos


Es mucho más útil enseñar las funciones comunicativas a través de intercambios comunicativos que a través de listados de exponentes clasificadas según su función. Esto se debe a que, si se aprenden mediante intercambios comunicativos, se puede saber cuál es el entorno, quiénes son el emisor y el destinatario, etc.
Un listado expondrá, por ejemplo, una serie de exponentes para saludar, pero no explica qué tipo de saludo es el más adecuado en un entorno concreto o con un interlocutor determinado ni cómo responder a ese saludo. Así, no se debe decir "¡buenas!" cuando se entra en la consulta del médico. Otro ejemplo es el uso de "¡hasta luego!", que no significa necesariamente que los participantes en el intercambio se vayan a encontrar de nuevo un poco más tarde.

Los exponentes se interpretarán mejor en una situación comunicativa concreta que en un listado. Hay exponentes que pueden responder a diferentes funciones comunicativas, por lo que, si el alumno los aprendiese mediante listados, podría no saber identificar cuál es la intención del emisor y llegar a malentendidos. Un ejemplo sería:

                       A: ¿Vamos al cine?.
                       B: Sí, me apetece mucho.

En este caso, una interrogativa no se utiliza para pedir información sino para proponer un plan.

Hay, además, intercambios comunicativos con exponentes muy concretos que, si no se aprenden, podrían llevar a la confusión o malinterpretaciones. Aquí tienen cabida los esquemas mentales, importante para que el alumno aprenda cómo debe ser su intervención y qué se espera de él. Por ejemplo:

                       A: Tengo algo para ti; espero que te guste (dando un regalo).
                       B: Oh, gracias. ¡No tenías que haberte molestado!

No hay comentarios:

Publicar un comentario